El drama llega cuando hay que ayudar a tantos, lo devastador cuando ni siquiera pueden hacerlo. Las familias, lo único que ha logrado que España no se convierta en un país lleno de saqueo.
Ni juegan a la petanca, ni van a clases de baile ni tampoco viajan con el Imserso. Les prometieron un retiro dorado pero la crisis se lo ha desteñido. «Si pudiera, me gustaría ir un fin de semana de excursión con mi mujer, pero esos 30 euros los necesitamos para la familia», explica Antonio con resignación.